miércoles, 27 de septiembre de 2017

SUMIDEROS DE CARBONO CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO

El cambio climático es considerado como el mayor reto para la humanidad en el siglo XXI. El calentamiento de la Tierra no es ya una amenaza, sino una realidad con la que convivimos y que tiene como consecuencias: el ascenso del nivel del mar, más fenómenos meteorológicos extremos, la extinción de especies, la destrucción de ecosistemas, la acidificación de los océanos y el impacto en la sociedad y en la economía global. Está demostrado que la mayor parte del calentamiento global se ha dado en los últimos 35 años, coincidiendo con el aumento de la emisión de gases de efecto invernadero por parte del hombre, entre los que se encuentra el CO2.
La Convención Marco de la ONU define el "cambio climático" como un cambio del clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables.
La lucha contra el Cambio Climático es uno de los principales objetivos de las políticas a nivel europeo, nacional y autonómico. Para ello, es necesario evitar la concentración progresiva de gases de efecto invernadero en la atmósfera, reduciendo las emisiones y aumentando su absorción.
España aprobó la Estrategia Española de Cambio Climático y Energía Limpia Horizonte 2007-2012-2020 y suscribió los acuerdos de la COP 21 de París. En ambas estrategias se proponen políticas de mitigación y adaptación articuladas mediante el Plan Nacional de Asignación y el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático respectivamente.
La actual Estrategia de Cambio Climático de Extremadura 2013-2020 permite actualizar la Política de lucha contra el cambio climático para adaptarla al nuevo contexto nacional e internacional. En ella se expresa la necesidad de gestionar adecuadamente los sumideros naturales y prevenir los incendios.
Por ello, la protección del medio ambiente y la declaración de sumideros de carbono puede suponer una valiosa contribución a la lucha contra el cambio climático, desde Extremadura, y una oportunidad para el reconocimiento y la valoración de los servicios ambientales que proporciona el campo extremeño.
Según la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, un sumidero es “cualquier proceso, actividad o mecanismo que absorbe o elimina de la atmósfera un gas de efecto invernadero, un aerosol o un precursor de un gas de efecto invernadero”.
Las formaciones vegetales actúan como sumideros a través de la fotosíntesis, el proceso por el que las plantas capturan la energía de la luz del sol, absorbiendo y fijando el carbono atmosférico en sus estructuras. Es un proceso que se traduce en la captación del dióxido de carbono de la atmósfera y emisión de oxígeno a la atmósfera. Esta captura de CO2 contribuye a reducir la concentración de los Gases de Efecto Invernadero de la atmósfera, y por lo tanto, a mitigar el cambio climático.
La Ley 2/2011, de 4 de marzo, de Economía Sostenible prevé que las Administraciones Públicas establezcan un sistema de incentivos a los sumideros de carbono y un sistema de compensación de emisiones mediante dichos sumideros.
La consideración de los bosques y pastizales como sumideros de CO2 debe ser una oportunidad para que las zonas arboladas de la región cuenten con ingresos extra para el mantenimiento y mejora de dehesas y montes con problemas de baja rentabilidad. En el contexto del Mercado del Carbono, los propietarios y gestores de terrenos arbolados, públicos o privados, pueden obtener créditos de derechos de carbono, que son comprados por las empresas que emitan gases de efecto invernadero.
De este modo, la implantación de iniciativas de sumideros de carbono en fincas privadas y públicas de Extremadura, puede constituir un aporte significativo para la gestión sostenible de las dehesas y explotaciones agrarias, la conservación de la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático.

El campo extremeño necesita herramientas que permitan activar su bio-economía mediante la generación de recursos económicos que ayuden a la conservación, mejora y mantenimiento de su excepcional riqueza en biodiversidad. Y por ello, los sumideros de carbono ligados a las políticas de defensa de la dehesa, y potenciación de la biodiversidad a través de los bancos de conservación de la naturaleza, permitirán a los propietarios tanto públicos como privados unir criterios y objetivos en la lucha contra el cambio climático y la no pérdida neta de biodiversidad.

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